sábado, 5 de diciembre de 2009

Cpitulos 16,17,18

Tonya Hurley
Este autor es un gran famoso por todos sus libro que ha publicado como por ejempo el de GOSTGIRL este libro es muy famoso, tambien se ha carecterizado por el auntor la verdad este autor es muy famoso y pues apesar de publicar sus libros es una gran escritora.


Scarlet rumiaba por el pasillo rumbo asu taquilla escrutó el pasillo en busca de Charlotte, cuya ausencia ya se hacía notar, pero sólo divisó a Damen, que esperaba apoyado contra una taquilla contigua. Damen escarbó en el interior de su mochila y extrajo de debajo de su abrigo un CD, su respuesta segirio a Damen quese equivocara, scarlet abrió su taquilla, examinó detenidamente el portacedés.
Mientras se encontraban sumidos en su discusión musical, un grupo de jugadores de fútbol se los quedaron viendo y luego unas chicas se percataron de cómo éstos se fijaban en Scarlet.
Charlotte estaba sentada a su pupitre de Muertología, pasando mecánicamente las páginas de su Guía del Muerto Perfecto. Después del examen de Damen, le había invadido una inexplicable desazón y decidió que lo mismo le venía bien concentrarse en sus estudios. Siempre le había funcionado, pero, lamentablemente, esta vez no. Pam que se encontraba estudiando en la otra punta del aula, no pudo evitar lanzar a Charlotte una mirada, ese mismo dia en la tarde Damen y Scarlet se encontraban en plena sesión de tutoría en la sala de música de Hawthorne, levantaron la vista el tiempo suficiente para fijarse en que las chicas que se habían fijado en los jugadores de fútbol fijándose en Scarlet lucían ahora todas exactamente la misma camiseta de Suicide que ella, Scarlet pareció molesta pero lo cierto es que se sentía halagada. Dejó pasar el comentario sin más, decidida a hacerse la dura, Damen llevó una mano a la funda de su guitarra, extrajo otro CD y se lo pasó a Scarlet.
Scarlet salió del aula hacia la clase de Gimnasia recapacitando sobre si no estaría involucrándose demasiado. Lo que más le fastidiaba era que la clase estuviera partida en dos, mitad principiantes y mitad veteranos; como si no fuera humillación bastante tener que cambiarte delante de los tuyos.
Entró en el vestuario y se cruzó con una sección de sus maleables imitadoras, quienes era obvio que habían estudiado y memorizado su perfil en MySpace y aparecían ahora emperifolladas para la próxima convención, con el mismo tono que ella en los labios y luciendo melenas cortas y flequillos radicales, zapatones creepers, gargantillas vintage de cristales y una plétora de camisetas de grupos underground. Conforme las chicas se iban desvistiendo, sus camisetas se fueron amontonando en el suelo, formando la que probablemente era la pila de ropa de vestuario más guay de la historia. Lo normal hubiese sido que Scarlet se sintiera ofendida y fustigada por aquel peloteo sartorial, pero en su lugar se descubrió pensando en Charlotte. Sólo podía pensar en lo feliz que se pondría Charlotte de ver que la gente popular la empezaba a emular, y en cómo todo se debía precisamente a ella. No era algo que la entusiasmara, pero sabía lo mucho que significaría para Charlotte, aun cuando no se hablasen.
Petula no llevaba nada bien el salto a la fama de Scarlet en Hawthorne, pero se aferraba con rencor a la esperanza de que no fuera más que una moda pasajera y que la gente no tardaría en recuperar el sentido común. Ella había sido el modelo de belleza americana por excelencia durante los últimos cuatro años, y no iba a ceder su corona a nadie, menos aún a su hermana.
Petula se había entretenido en su taquilla a la espera de que surgiese la oportunidad de enfrentarse a Damen. Una oportunidad que se le puso ahora a tiro cuando le vio detenerse junto a su taquilla. Petula descubrió el CD de Scarlet en la taquilla y lo sacó con sus garras rosa fosforito. En ese instante, Scarlet emergió del gimnasio y los vio discutir se escabulló a la vuelta de la esquina para poder observarlos sin ser vista. Petula prosiguió con su ultimátum, se arrancó la vieja cazadora del equipo de Damen y la arrojó contra él.

En Hawthorne Manor ya corría la voz de que con Charlotte se podía contar cada vez menos. Para entonces era obvio que su obcecación y su absoluta incapacidad de renunciar a su «vida» habían hecho peligrar la misión de los chicos muertos. La casa estaba sobre el tajo y, que Prue supiera, también lo estaban sus cabezas.Apostada en el umbral del cuarto de juegos, Charlotte observaba a los chicos muertos matar el tiempo para liberar la tensión que los agarrotaba, hacía girar discos en el aire, y lanzaba los viejos de vinilo a la cabeza de Simón y Simone como si de sierras giratorias se tratasen. Silent Violet estaba sentada a un pupitre y se metía el dedo en la garganta con el arrojo de una bulímica, buscándose la voz. Kim se arrancaba mecánicamente las costras de la herida de la cabeza mientras parloteaba sin cesar. Suzy grababa distraídamente la palabra «lávame» en la espalda de Rotting Rita, mientras ésta iba pescando los gusanos que le salían reptando de la nariz, los hacía una bolita con los dedos y se los tiraba a Mike y Jerry, quienes aguardaban el lanzamiento con el pulgar y el meñique levantados, como postes. Todos dejaron sus quehaceres cuando Charlotte entró en la habitación. En la clase de Muertología siempre hacía algo de frío, pero la fría espalda que ahora le ofrecieron los demás la dejó completamente helada ,
los chicos estuvieron tentados de contestar, viendo en ésta una oportunidad para departir sobre música, sintiéndose rechazada, Charlotte se volvió hacia Silent Violet y se puso a hablar para sí en voz alta, utilizando a Violet como caja de resonancia.
A estas alturas, los demás se habían colocado a la espalda de Pam y escuchaban la conversación de brazos cruzados y con las cejas levantadas. El dolor en la mirada de sus compañeros era evidente, pero Charlotte estaba decidida a exponer los argumentos, por duros que fueran, tanto para ella como para el resto. Aquella noche, la calle aparecía salpicada de charcos después de que un chaparrón de media tarde. El reluciente asfalto negro era lo más parecido al charol que puede llegar a ser el asfalto, tanto que hasta podía leerse en él el turbio reflejo del rótulo que ocupaba la marquesina de principios de siglo. Scarlet esperaba bajo la cubierta, ataviada con un minivestido vintage de color malva, sobre el que lucía un amplio jersey negro de lentejuelas, y sus botas moteras. No podía estarse quieta de los nervios mientras aguardaba impaciente a Damen. Llegaba tarde. Con las palmas de las manos sudorosas y el pie golpeando el suelo de manera frenética, Scarlet no estaba segura de qué la inquietaba más, si que se presentara o que no.
El concierto pasó volando, mucho más aprisa que las dos horas que el grupo permaneció en el escenario; al menos eso le pareció a Scarlet. Una tras otra, las canciones se cargaban de más sentido del que jamás habían tenido antes de que las experimentara a su lado. Allí dentro había miles de personas, pero para ella era como si sólo hubiera dos. No se dieron la mano, pero al mecerse con la música sus miradas se cruzaban accidentalmente, o sus hombros, codos o rodillas se rozaban con levedad, aturullando a Scarlet, y también a Damen. No hablaron demasiado de regreso a casa. Damen condujo despacio hasta la casa de Scarlet y la acompañó hasta la puerta.
La despedida fue breve y embarazosa, ninguno sabía si procedía un beso en la mejilla, un abrazo o un apretón de manos, y lo que debiera de haber sido un momento de ternura se transformó en una despedida de piedra papel tijera. Ninguno de los dos reparó en Petula, que los observaba con rencor desde la ventana de su dormitorio. Damen descendió el paseo de piedra como en tantas ocasiones anteriores, pero notó que esta vez la sensación era del lodo distinta,
A la mañana siguiente, Scarlet se acercó a la taquilla de Damen para pegar en la puerta una nota de agradecimiento, pero se percató de que estaba abierta y decidió dejársela en el interior. El último ejercicio de Física estaba apoyado contra la puerta y se deslizó hasta el suelo. Scarlet supo que el suspenso no era de Damen; era suyo. Sin pensárselo dos veces, corrió por el pasillo hasta el ala abandonada del instituto, respirando hondo y tragándose su orgullo por el camino.
No había señales de vida en aquella ala del edificio. Llevaba en obras más tiempo del que nadie podía recordar, pero no parecía que éstas avanzaran ni que siquiera existiera algún plan para acometerlas, arrancó algunos de los listones sueltos de madera que tapiaban el ala del resto del instituto y entró. Scarlet empezó a temerse que lo mismo le había ocurrido algo o que tal vez ya no podía verla debido a la discusión en la fiesta. Lo mismo Charlotte se había ido para no volver.

Era una tarde lúgubre y tormentosa y la sala de ensayos de la banda estaba preparada para el gran recital de otoño. Las gradas ocupaban todo lo largo y ancho de la sala, de modo que apenas quedaba espacio para pasar. Los rayos acompasados hacían vibrar los tambores en consonancia, y los instrumentos de viento, colgados como marionetas en sus fríos y estériles soportes, repiqueteaban al son de los truenos de la lejanía. Charlotte, nuevamente en posesión de Scarlet, entró y busco a Damen en la sala medio iluminada. Mientras paseaba la mirada por las sillas, un papel la golpeó en la cabeza. Charlotte estaba estupefacta. Abrió el libro de nuevo y trató de conservar la entereza, pero al oír el sonido de una cremallera que se abría, la perdió por completo
Charlotte hacía lo posible para actuar con naturalidad, pero era evidente que ni siquiera sabía cómo coger una guitarra, y aún menos tocarla, Se acercó más y la animó a que empezara. Sin saber muy bien qué hacer, ella echó mano del arco de un violín que había allí cerca y frotó las seis cuerdas como un dios virtuoso de la guitarra y el rock clásico. Ella esbozó una sonrisa nerviosa y, después de un par de torpes intentos, empezó a tocar una melodía vaga y hermosa. Damen estaba fascinado.
Charlotte no podía seguir con la farsa de la guitarra mucho más tiempo, de modo que llevó la conversación de vuelta a su terreno. Lo suyo era la Física, y quería que a Damen le gustara su terreno tanto como le gustaba el de Scarlet. Tomó la mano de Damen en la suya y punteó la cuerda de la guitarra con el dedo de él. Damen no acababa de creerse que se estuviera aprendiendo la lección sin apenas darse cuenta.




Personajes principales : Scarlet, Chalotte, Damen
Personajes secundarion: Dmen, Charlotte


comentario:
Bueno pues la verdad este libro de gostgirl me paresio muy bueno pus porque en el te hace refleccionar i pues te das cuenta d todo lo que pasa en la vida y pues como les digo este libro es muy bueno y la verdad me agrado muchisimo.

Bueno yo laverdad no lo relaciono mucho con mi vida cotidiana pero pus yo digo que no soi la unica persona que no lo relaciona, pero bueno hay gente que si pero bueno yo no lo relaciono en mi vida cotidiana.

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