domingo, 29 de noviembre de 2009

Capitulos 12,13,14 y 15

Tonya Hurley
Este autor es muy famoso por que es una gran escritora de libros y uno de esos libros es el de "GOSTGIRL" este libro es muy interesante y pues apesar de sert interesante es reflexivo y esta autora se a hecho famosa por todos sus libros y edemas es muy buena escritora el libro de gostgirl es muy interesante.


Charlotte abrió la puerta del laboratorio de quimica y salió al pasillo . Estaba encantada de estar viva otra vez, y se notaba. El gesto malhumorado tan propio de Scarlet aparecía ahora atenuado, transformado en una amplia sonrisa de esperanza más parecida a la de Charlotte y los estudiantes la miraban A Charlotte le maravilló comprobar que era mucho más fácil alojarse en Scarlet que en Petula. Recordó la charla de Brain y la importancia de una buena disposición en todo el proceso de posesión, y se lo agradeció en silencio dos veces mientras ella se dedicaba a repartir besos a diestro y siniestro, saludando a completos extraños. Bajo el control de Charlotte, el cuerpo de Scarlet también había empezado a adoptar un aspecto y una forma de moverse diferentes. Su postura se volvió más erguida, sus andares menos cansinos, hasta su
comportamiento.
A pesar de la segunda oportunidad que tan generosamente le proporcionaba Scarlet, Charlotte no estaba del todo convencida de su plan. Al fin y al cabo, la posesión de Scarlet era el Plan B. Aquéllos no eran el cuerpo, el pelo, la ropa, el aspecto que Charlotte buscaba y menos aún eran rasgos que la mayoría de chicos, y por descontado el más popular del colegio, encontrasen agradables, por emplear un calificativo amable.
Con todo, Damen había acudido al rescate de Scarlet en el incidente de la ducha, recordó. Y eso ya era algo para empezar. De vuelta al punto de partida, Charlotte empezó a sentir cierto sentimiento de gratitud. Charlotte siguió avanzando por el pasillo, como si fuera el alma de la fiesta, dejando a su paso rostros atónitos y confundidos mientras se dirigía a las puertas traseras y de ahí al campo de fútbol, entre tanto, Scarlet también se divertía. El profesor Nemchick parecía estar más interesado en humillar que en enseñar a los estudiantes, y con muchas ínfulas escribía cada tema en la pizarra como si estuviera dispensando los Diez Mandamientos. Scarlet no podía dejar pasar la oportunidad de fastidiarle, aunque sólo fuera un poquitoesar el techo flotando y acceder con sorprendente facilidad al angosto espacio inmediatamente superior.
A continuación, Scarlet atravesó una pared y se coló en la clase de Salud Personal contigua, donde dos cabezas de chorlito jugadores de fútbol, Bruce y Justin, se burlaban de Minnie, una chica tímida e indefensa que se sentaba junto a ellos. Scarlet garabateó febrilmente una nota en un pedazo de papel y se lo embutió a Bruce en la mano, a todas luces a la vista de la profesora.
Entonces puso rumbo a los servicios, la siguiente parada en su sedienta ruta de venganza, Scarlet se dirigió con toda calma al retrete contiguo, que estaba desocupado, y cogió un pelo púbico del asiento del retrete. Era un día perfecto para el entrenamiento de fútbol: fresco y seco. Había grupos de chicos por todas las esquinas del complejo haciendo ejercicios de calentamiento y estiramientos, e incluso había algunos casos perdidos que daban vueltas de castigo al campo en lugar de quedarse dentro, Charlotte recorrió la parte exterior de la pista de atletismo y encontró un tranquilo rincón debajo de una grada apartada, extendió la manta a cuadros que había embutido en la mochila de Scarlet y esperó a que se presentara Damen.
Finalmente decidió dejar la manta como cayera, y resultó ser la decisión correcta, porque fue a posarse sobre un mar de alegres flores silvestres que crecían a su antojo en la sombra, como una islita perfecta de lana y flores que aguardaba pacientemente a que una pareja naufragara en ella. Charlotte se acomodó muy despacio sobre las rodillas en el omento mismo en que Damen bajaba por las gradas que se cernían sobre ella, en eso damen se rió de su chiste de la toalla un instante, se puso cómodo y abrió su libro. Miró hacia Charlotte y advirtió que llevaba el libro forrado con una bolsa de papel marrón y una pegatina de LA GRAVEDAD TE CORTA EL ROLLO en la portada. Charlotte levantó la mirada para ver qué le estaba distrayendo. Cómo no, eran las pruebas para animadora, que ya habían empezado en el campo de fútbol. Charlotte cerró el libro de golpe y echó a andar hacia el campo de fútbol. Damen se quedó paralizado al principio, pero enseguida se echó a reír, pensando que Scarlet estaba de broma o iba a er una de las suyas.
Desde las gradas, Damen escrutaba la hilera de candidatas y hacía apuestas sobre cuáles pasarían el corte, cuando vio a Charlotte-convertida-en-Scarlet situarse a un extremo de la fila.
Charlotte se arrancó parte de la falda de Scarlet y rasgó la tela, con la cuchilla de un solo filo que Scarlet siempre llevaba en el bolsillo, para hacerse unos pompones Las Wendys vieron a Charlotte cuando se aproximaban al final de la fila. Ambas se encogieron a la vista de su uniforme y pompones tan peculiares, pero en lugar de rechazarla al instante, decidieron que antes se divertirían un poco a su costa, conscientes de que era una oportunidad única para humillarla de una vez por todas.


Charlotte llegó temprano a la gran fiesta de pijamas. Empezó a llamar al timbre de casa de Petula, pero después de pensárselo mejor procedió a atravesar la puerta sin más. La cosa era cada vez más fácil, en el salón se topó con el cuerpo medio exánime de Scarlet, indolentemente tirado en el sillón, con gafas oscuras y aspecto derrotado y deprimido. Entre tanto, las Wendys llegaban a casa de Petula para la fiesta de pijamas arrastrando equipaje para un mes: maletas, maletitas y baúles Vuitton. Después de llamar al timbre, se entretuvieron recitando la rima de Scarlet de esa tarde, en la planta de arriba, la insistencia de Charlotte daba sus frutos y Scarlet accedía a ser poseída una vez más. Charlotte oyó el timbre y se precipitó escáleras abajo ya que Petula parecía no tener ninguna prisa en abrir. Se deshizo en falsas sonrisas, justo igual que las Wendys, cuando abrió la puerta y las hizo pasar. Con la música sonando a tope y más amigas llamando a la puerta, Petula bajó las escaleras de manera apesadumbrada, más que fastidiada por el momento de gloria del que insólitamente estaba disfrutando su hermana.
Todo eran apariencias, en cambio, en casa de Petula, donde Charlotte-convertida-en-Scarlet disfrutaba de la sesión de manicura y pedicura entre las demás chicas, que cotilleaban sin parar. La minicumbre de popularidad era ya un insondable mar de ca-misoncitos rosas, todos idénticos al de Petula, salvo en el caso de Charlotte, que vestía la combinación vintage verde azulado oscuro con encajes negros de Scarlet.
La expresión de preocupación en el rostro de Charlotte superaba la capacidad de enmascaramiento del maquillaje más exclusivo y caro mientras se obsesionaba con su destino y el legendario Beso de Medianoche. No necesitaba que ninguna de las chicas le recordara lo importante que era ir al Baile de Otoño.

Charlotte se asomó a la ventanilla de la puerta del aula de Física, la misma a la que se asomara cuando exhaló su último aliento, sólo que esta vez, se encontraba, literalmente, al otro lado. Vio que Damen las estaba pasando canutas con el control de Física bajo el ojo escrutador del profesor Widget. Todos en la sala estaban nerviosos, aunque ni de cerca tan angustiados como Charlotte.
Charlotte no podía soportar más su agonía y finalmente se decidió a entrar y echarle una mano. Traspasó la puerta y se dirigió al fondo del aula, hacia el pupitre de Damen. El minisistema solar que colgaba del techo se puso a girar al aproximarse ella a Venus, el planeta bajo el cual se sentaba Damen.
Charlotte se situó de pie detrás de él y trató de mover su mano telepáticamente hacia la respuesta correcta, aunque sólo para constatar, de nuevo, cuan difícil le resultaba emplear sus poderes con Damen, a lo largo de su carrera, había visto suficientes técnicas audaces de copieteo como para llenar un libro, desde el viejo y sencillo recurso de mirar de reojo el examen de al lado a las más tecnológicamente avanzadas de la era digital: fotografías de exámenes.
Charlotte volvió a intentarlo de inmediato. Abrazó a Damen por la espalda y tanto se excitó que la corriente eléctrica rosada que de vez en cuando lanzaba chispas en una bola de cristal junto a Damen se transformó en una auténtica tormenta eléctrica.
Charlotte agarró desesperadamente de la mano de Damen, quien del tirón salió disparado de su asiento como un receptor tratando de interceptar un larguísimo pase en el último segundo de partido, y marcó la última respuesta. Esta agresividad dejó completamente, apabullado a Widget, y hay que decir que también a Damen.
Damen llego a casa de Scarlet, bueno, mejor dicho a casa de Petula, aparcó delante y entró como casi siempre, sin llamar al timbre. Sabía que Petula tenía entrenamiento de animadoras y que todavía tardaría en volver a casa. Recorrió el pasillo de la segunda planta y torció a la izquierda en dirección al dormitorio de Scarlet, en lugar de a la derecha, como acostumbraba, para ir al de Petula. Se le hizo un poco raro. Se acercó al dormitorio de Scarlet, hizo caso omiso del genuino cartel de prohibio el paso prendido a la puerta, y entró.
Scarlet estaba completamente ida y no le oyó. Le dio unos golpecitos en el hombro mientras con la otra mano sujetaba el cuchillo, que fue lo primero que vio ella.
Damen entró un segundo en el baño que separaba los dormitorios de las dos hermanas y tiró de la cisterna, proporcionándose una pequeña coartada de sonido que le acompañó mientras abría la puerta y bajaba a toda prisa las escaleras.

principales personajes son: chalotte, damen petula
personages secundarios: Damen, Las wenddys, Charlotte

comentario:
pues ami laverdad me paresio muy buena lectura y pues me gustaria que las demas personas compren el libro de GOSTGIRL la verdad es muy buen libro y te hace reflexionar mucho este libro.

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